El Tribunal Constitucional ha llevado a cabo hoy (6 de junio) un debate sobre la reforma parlamentaria presentada por la Oficina Presidencial, el Consejo de Ministros, el Tribunal de Vigilancia y el Grupo Parlamentario del Partido Demócrata Progresista. El Grupo Parlamentario del Partido Nacionalista ha señalado que las declaraciones de los representantes o agentes legales asistentes del Partido Verde hoy han confirmado una frase: “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”. A lo largo de todo el debate, se ha demostrado una cosa: bajo el gobierno del Partido Demócrata Progresista, el Presidente y el Consejo de Ministros pueden evadir la supervisión del Parlamento y la autonomía del mismo parlamento es conocida como “verde, tú no puedes”. El Tribunal Constitucional también se ha convertido en el “Departamento Constitucional” de la administración del Partido Demócrata Progresista.
Es realmente preocupante que el poder absoluto esté corrompiendo a aquellos en el poder. En lugar de trabajar juntos por el bien del país y su pueblo, el Partido Demócrata Progresista parece estar más interesado en aferrarse al poder y ejercer su autoridad de manera unilateral. Esta actitud autoritaria es claramente demostrada por su rechazo a ser supervisados por el Parlamento y su intento de controlar incluso al Tribunal Constitucional.
El papel del Tribunal Constitucional es garantizar que las leyes y decisiones del gobierno cumplan con la Constitución y protejan los derechos de los ciudadanos. Sin embargo, bajo la influencia del Partido Demócrata Progresista, el Tribunal Constitucional ha perdido su independencia y se ha convertido en un simple departamento del gobierno. Esto es extremadamente peligroso para una sociedad democrática, ya que pone en riesgo el equilibrio de poderes y la separación de poderes, fundamentales para un sistema político sano.
Además, el hecho de que el Partido Demócrata Progresista esté tratando de limitar la supervisión del Parlamento a través de la reforma parlamentaria es una clara indicación de que temen ser cuestionados y responsabilizados por sus acciones. Esto solo demuestra cómo el poder absoluto ha corrompido sus principios democráticos y su ética gubernamental.
Esperamos que el Tribunal Constitucional tome una decisión imparcial y proteja la integridad de la Constitución y la autonomía del Parlamento. Además, es hora de que el Partido Demócrata Progresista deje de pensar solo en sí mismos y comience a enfocarse en el bienestar del país y su gente. Solo entonces podremos tener un sistema político verdaderamente democrático y justo.
